Que es procurar primero comprender y despues ser comprendido

Que es procurar primero comprender y despues ser comprendido

En la compleja dinámica de las relaciones humanas, existe un principio fundamental que puede transformar la calidad de nuestras interacciones: procurar primero comprender y después ser comprendido. Este enfoque, basado en la empatía y la escucha activa, se ha posicionado como una herramienta clave en la comunicación efectiva. Más allá de ser una simple técnica, representa una filosofía de vida que fomenta la armonía en los vínculos personales, profesionales y sociales. En este artículo exploraremos a fondo su significado, origen, aplicaciones y beneficios, para comprender su relevancia en el mundo actual.

¿Qué significa procurar primero comprender y después ser comprendido?

Procurar primero comprender y después ser comprendido es un enfoque de comunicación que prioriza la escucha activa, la empatía y la apertura mental antes de expresar nuestras propias ideas o emociones. En lugar de enfocarnos en defender nuestro punto de vista o convencer al otro, este método nos invita a entender la perspectiva del interlocutor, validando sus sentimientos y motivaciones. Este enfoque busca construir puentes de entendimiento en lugar de muros de conflicto.

Este concepto se basa en la premisa de que muchas veces los malentendidos, las discusiones y las rupturas en las relaciones se deben a una falta de auténtica escucha. Si nos tomamos el tiempo para comprender realmente lo que el otro está diciendo —y no solo esperar nuestro turno para hablar— podemos responder desde una posición más informada y compasiva. Esto no significa renunciar a expresar nuestro punto de vista, sino hacerlo desde un lugar de comprensión mutua.

Un dato interesante es que este enfoque no es nuevo. Ya en el siglo XVIII, los filósofos ilustrados como Voltaire y Rousseau destacaban la importancia de la empatía en la convivencia social. Sin embargo, fue el psicólogo norteamericano Carl Rogers quien lo formalizó en el contexto de la psicoterapia, destacando que la escucha activa es esencial para el crecimiento personal y la resolución de conflictos.

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El poder de la empatía en la comunicación

Cuando nos centramos en comprender antes de ser comprendidos, estamos aplicando una forma de empatía que trasciende la mera tolerancia. La empatía no se trata de aceptar siempre el punto de vista del otro, sino de reconocer que ese punto de vista existe y tiene un fundamento para la persona que lo expresa. Esta actitud permite que las conversaciones fluyan con mayor calma, respeto y profundidad.

Este tipo de comunicación reduce la defensividad, ya que el interlocutor se siente escuchado y valorado. En lugar de entrar en una dinámica de confrontación, se abre una oportunidad para resolver diferencias desde un enfoque constructivo. Por ejemplo, en un entorno laboral, un líder que practica este enfoque puede resolver conflictos entre empleados sin parecer parcial, simplemente por haber escuchado a ambos lados antes de intervenir.

La clave está en no confundir esta estrategia con la pasividad. Procurar comprender no significa abdicar de nuestras opiniones o necesidades, sino prepararnos para expresarlas desde una base más informada y equilibrada. Este enfoque también fomenta la confianza y la cooperación, elementos esenciales para cualquier relación exitosa.

El impacto en la resolución de conflictos

Una de las aplicaciones más poderosas de este principio es en la resolución de conflictos. Muchas disputas se intensifican porque las partes involucradas no se toman el tiempo para entender la perspectiva del otro. Al aplicar el enfoque de primero comprender, después ser comprendido, se crea un clima de colaboración en lugar de oposición.

Este método también es clave en el ámbito legal y mediación. Los mediadores entrenados en esta filosofía son capaces de facilitar acuerdos que satisfacen a ambas partes, simplemente porque se aseguran de que cada una se sienta escuchada. En la vida personal, esto puede significar la diferencia entre una pelea que termina en un distanciamiento y una conversación que fortalece el vínculo.

Ejemplos prácticos de cómo aplicar el enfoque

Para entender mejor cómo funciona procurar primero comprender y después ser comprendido, podemos observar algunos ejemplos cotidianos:

  • En una conversación familiar: Si un hijo se enoja por una regla que no entiende, en lugar de responder con autoridad, el padre puede preguntar: ¿Puedes contarme por qué esto te molesta?, mostrando interés genuino antes de explicar la regla.
  • En el trabajo: Si un compañero critica nuestro proyecto, en lugar de reaccionar con defensividad, podemos decir: Entiendo que tienes preocupaciones. ¿Podrías explicarme más sobre lo que te preocupa?, para luego presentar nuestra perspectiva.
  • En la pareja: Si hay desacuerdos sobre cómo manejar el presupuesto familiar, en lugar de discutir quién tiene la razón, podemos decir: ¿Podemos hablar sobre cómo cada uno ve la situación?, para asegurarnos de que ambos se sientan comprendidos.

Cada uno de estos ejemplos ilustra cómo el enfoque de comprensión previa puede transformar una situación tensa en una conversación productiva.

La filosofía detrás del enfoque

El concepto de procurar primero comprender y después ser comprendido no es solo una técnica de comunicación, sino una filosofía de vida. Se basa en el respeto, la humildad intelectual y la valentía de reconocer que no siempre tenemos la razón, o que al menos, no entendemos completamente la situación. Este enfoque nos invita a ver a los demás como iguales, con historias, emociones y perspectivas válidas.

Este principio también se alinea con los valores de la ética humanista, que defiende la dignidad y el valor de cada individuo. Al aplicar esta filosofía, no solo mejoramos nuestras relaciones, sino que también cultivamos una mentalidad más abierta, tolerante y compasiva. En un mundo polarizado, esta actitud puede ser un bálsamo para muchos conflictos.

Cinco claves para aplicar el enfoque en la vida diaria

  • Escucha activa: Muestra interés genuino en lo que el otro está diciendo. Usa gestos como asentir, repetir lo que has entendido y hacer preguntas clarificatorias.
  • Pon pausa a las reacciones automáticas: Antes de responder, toma un momento para procesar lo que has escuchado y asegurarte de comprender el mensaje detrás de las palabras.
  • Valida las emociones: Reconoce los sentimientos del otro, incluso si no estás de acuerdo con su punto de vista. Esto ayuda a reducir la resistencia emocional.
  • Expresa tu perspectiva con claridad y respeto: Una vez que has comprendido, puedes compartir tu opinión sin atacar ni minimizar la del otro.
  • Sé paciente: La comprensión no siempre llega de inmediato. Requiere tiempo, repetición y, a veces, múltiples conversaciones.

Cómo este enfoque transforma las dinámicas personales y profesionales

En el ámbito personal, este enfoque fortalece los vínculos afectivos. Cuando nos tomamos el tiempo para comprender a nuestros seres queridos, creamos un ambiente de seguridad emocional donde todos se sienten valorados. Esto no solo evita conflictos, sino que también fomenta la confianza y la intimidad.

En el entorno profesional, este principio es clave para construir equipos colaborativos. Los líderes que aplican este enfoque son más capaces de resolver problemas de manera efectiva, ya que escuchan las preocupaciones de sus empleados antes de tomar decisiones. Esto mejora la moral, reduce el estrés y aumenta la productividad. Además, en entornos multiculturales, donde existen múltiples perspectivas, este enfoque ayuda a evitar malentendidos y a crear espacios inclusivos.

¿Para qué sirve procurar primero comprender y después ser comprendido?

Este enfoque tiene múltiples aplicaciones prácticas. Sirve para:

  • Mejorar la comunicación en relaciones personales: Al entender el punto de vista del otro, se reduce la posibilidad de conflictos y se fomenta una mayor empatía.
  • Fortalecer la colaboración en el trabajo: Equipos que practican este enfoque son más eficientes, ya que cada miembro se siente escuchado y respetado.
  • Promover la resolución de conflictos: En lugar de enfocarse en ganar una discusión, se busca un entendimiento mutuo que conduzca a soluciones justas para ambas partes.
  • Crear espacios de aprendizaje: En la educación, este método permite que los estudiantes se sientan valorados, lo que fomenta la participación activa y el crecimiento académico.
  • Fomentar la salud emocional: Al aplicar este enfoque, no solo mejoramos la calidad de nuestras relaciones, sino que también reducimos el estrés y la ansiedad asociados a la comunicación conflictiva.

La importancia de la escucha activa

La escucha activa es el pilar fundamental del enfoque de primero comprender, después ser comprendido. No se trata solo de oír, sino de escuchar con atención, prestar interés y mostrar una verdadera disposición a entender. Este tipo de escucha implica:

  • Atención plena: Mantener el contacto visual, evitar distracciones y estar presente en la conversación.
  • Resumen y confirmación: Repetir en tus propias palabras lo que has entendido, para asegurarte de que no hay malentendidos.
  • Expresión de sentimientos: Validar las emociones del otro, incluso si no estás de acuerdo con su punto de vista.
  • Preguntas abiertas: Hacer preguntas que inviten a una reflexión más profunda, como ¿Cómo te hizo sentir eso? o ¿Qué esperabas que ocurriera?.

Este tipo de escucha no solo mejora la calidad de la comunicación, sino que también fomenta la confianza y la conexión emocional. Es una herramienta poderosa para cualquier persona que desee mejorar sus habilidades sociales.

Cómo este enfoque mejora la autoconciencia

Procurar primero comprender y después ser comprendido no solo beneficia a los demás, sino que también nos ayuda a conocernos mejor. Al escuchar activamente, nos damos cuenta de cómo reaccionamos frente a diferentes situaciones, qué patrones de comunicación seguimos y qué emociones subyacen detrás de nuestras respuestas. Esta autoconciencia es esencial para el crecimiento personal.

Además, este enfoque nos invita a cuestionar nuestras suposiciones y a reconocer que no tenemos todas las respuestas. Esta actitud de humildad intelectual no solo enriquece nuestras relaciones, sino que también nos hace más resilientes ante la crítica y más abiertos al aprendizaje continuo. En última instancia, nos ayuda a convertirnos en personas más compasivas, inteligentes y equilibradas.

El significado detrás del enfoque

El significado de procurar primero comprender y después ser comprendido va más allá de la mera técnica de comunicación. Representa una actitud de vida que valora la conexión humana sobre la victoria. En un mundo donde solemos estar ocupados defendiendo nuestras posiciones, este enfoque nos recuerda que hay valor en entender, en validar y en escuchar.

Este principio también está ligado a la idea de que cada persona lleva consigo una historia única, con sus propios miedos, esperanzas y motivaciones. Al aplicar este enfoque, no solo mejoramos la calidad de nuestras relaciones, sino que también contribuimos a construir una sociedad más compasiva, donde las diferencias no son obstáculos, sino oportunidades para aprender y crecer juntos.

¿De dónde surge el concepto de procurar primero comprender y después ser comprendido?

El origen del concepto se remonta a las ideas de Stephen R. Covey, quien lo popularizó en su libro Los 7 hábitos de las personas altamente efectivas. Covey lo incluyó como el séptimo hábito, titulado Procura primero comprender y después ser comprendido, destacando su importancia en la comunicación efectiva y las relaciones interpersonales.

Sin embargo, las raíces filosóficas del enfoque se pueden rastrear hasta la ética humanista y el psicoanálisis. Carl Rogers, por ejemplo, destacó la importancia de la escucha activa en la terapia, mientras que Sócrates, con su método dialéctico, mostró cómo el diálogo basado en la comprensión mutua puede llevar al conocimiento verdadero.

Este concepto también tiene paralelos en muchas culturas y religiones, donde se enfatiza la importancia de la empatía y la compasión. Por ejemplo, en el budismo, la práctica de la escucha atenta es una forma de cultivar la sabiduría y la compasión.

Cómo este enfoque se relaciona con la inteligencia emocional

La inteligencia emocional (IE) es la capacidad de reconocer, entender y gestionar nuestras propias emociones y las de los demás. Procurar primero comprender y después ser comprendido es una expresión práctica de la IE, ya que implica:

  • Autoconciencia emocional: Reconocer nuestras propias emociones y cómo reaccionamos ante las de los demás.
  • Gestión emocional: Regular nuestras emociones para no reaccionar impulsivamente durante una conversación.
  • Empatía: Entender las emociones de los demás y responder con compasión.
  • Habilidades sociales: Construir relaciones mediante la comunicación efectiva y la colaboración.

Al aplicar este enfoque, no solo mejoramos nuestra IE, sino que también ayudamos a los demás a desarrollarla. Es un ciclo virtuoso que fortalece las relaciones y promueve un entorno más armonioso.

El enfoque en la educación y el desarrollo personal

En la educación, este enfoque es esencial para fomentar un ambiente de aprendizaje seguro y productivo. Los docentes que aplican este principio son capaces de conectar con sus estudiantes, entendiendo sus necesidades y motivaciones. Esto no solo mejora el rendimiento académico, sino que también fomenta un clima de confianza y respeto.

En el desarrollo personal, este enfoque es una herramienta poderosa para superar miedos, prejuicios y malentendidos. Al aprender a comprender antes de ser comprendidos, nos convertimos en mejores comunicadores, colaboradores y líderes. Este principio también es clave en la terapia, donde la escucha activa y la validación emocional son esenciales para el crecimiento y la sanación.

Cómo usar el enfoque y ejemplos de uso

Para usar el enfoque de procurar primero comprender y después ser comprendido, puedes seguir estos pasos:

  • Escucha activamente: Presta atención a lo que el otro está diciendo, sin interrumpir.
  • Repite y resuma: Para asegurarte de haber entendido, repite en tus propias palabras lo que has escuchado.
  • Haz preguntas clarificatorias: Pregunta por detalles que no estén claros.
  • Valida emociones: Reconoce lo que el otro siente, incluso si no estás de acuerdo.
  • Expresa tu perspectiva: Una vez que has comprendido, comparte tu punto de vista con respeto y claridad.

Ejemplo 1: Un jefe que quiere resolver una queja de un empleado puede decir: Entiendo que te sientes frustrado con el cambio de horario. ¿Podrías contarme más sobre cómo te afecta esto? Antes de explicar la decisión, se asegura de que el empleado se sienta escuchado.

Ejemplo 2: En una discusión con un amigo, en lugar de defender tu punto de vista inmediatamente, puedes decir: Entiendo que esto te hace sentir abandonado. ¿Qué te hizo pensar así? Esto crea un ambiente de comprensión mutua.

El impacto en la resolución de conflictos globales

En un nivel más amplio, este enfoque también puede aplicarse a la resolución de conflictos a nivel internacional o comunitario. Muchas guerras y tensiones se deben a la falta de comprensión mutua. Al aplicar este principio, se busca no solo resolver el conflicto inmediato, sino también abordar las causas profundas que lo generan.

Por ejemplo, en procesos de mediación internacional, los mediadores que aplican este enfoque son capaces de construir puentes entre partes que parecen irreconciliables. Esto no solo evita más violencia, sino que también fomenta una reconciliación más duradera.

El rol de la tecnología en la aplicación del enfoque

En la era digital, donde gran parte de la comunicación ocurre a través de pantallas, el enfoque de procurar primero comprender y después ser comprendido se vuelve aún más crucial. Las plataformas de redes sociales, por ejemplo, suelen fomentar una comunicación superficial y reactiva, lo que puede llevar a malentendidos y polarización.

Sin embargo, al aplicar este enfoque, podemos convertir las interacciones digitales en espacios más respetuosos y constructivos. Esto implica leer con atención, evitar responder impulsivamente, validar las opiniones de los demás y, cuando sea necesario, pedir aclaraciones antes de emitir un juicio.